Típico de Cáceres y la región de La Vera, hoy en día se puede encontrar por toda la comunidad extremeña, muy similar a tantas otras preparaciones tradicionales huertanas de los países mediterráneos. La elaboración más básica se compone de pimientos asados bien aliñados con buen aceite, añadiéndose normalmente cebolla y huevo. El pan es imprescindible.
Cuenta la historia que las tropas de Napoleón saquearon el Convento de San Benito en la localidad de Alcántara llevándose, entre otras muchas cosas, un recetario… Una vez que regresaron a Francia, y pusieron estas recetas sobre los fogones, descubrieron que se habían llevado el mejor trofeo de la guerra: la receta de La Perdiz al Modo de Alcántara.
La costumbre de consumir bacalao seco pasa a España a través de La Raya (aquí no hay fronteras) siendo imprescindible en las comidas de Cuaresma y plato fundamental en las mesas de los conventos, como se refleja en los recetarios de Yuste, de Guadalupe y de Alcántara. En los recetarios de Guadalupe y de Yuste aparece el llamado "bacalao monacal" con recetas muy parecidas.
Ya lo decía Lope de Vega: “Quién con un torrezno asado se desayuna, o con migas, al doctor le dan cien higas”. Las migas extremeñas cuentan con unos ingredientes al alcance de todos como son el pan, agua, aceite de oliva, sal, ajo y pimiento, y a los que se le pueden añadir chorizo o panceta, entre otros. Un sencillo y maravilloso plato rodeado de leyendas de pastores e hidalgos que tanto confortaba durante los duros inviernos.
Muchos son los misterios y secretos de nuestra gastronomía. Algunos nos llegan de la propia naturaleza, el vino y sus aromas, el perfume intenso del jamón o la cremosidad láctea de las tortas. Pero… de dónde viene la golosa textura de la Técula Mécula, qué manos la urdieron por primera vez; quizás en alguna fiesta de solsticio de la vieja Roma o tal vez en algún banquete de boda de alguna princesa mora… o fue en el bautizo de un infante, fruto del amor entre un príncipe de Castilla y una joven y bella lusitana.